Existen más de 800 personas en paro en nuestra localidad debido, principalmente, a la pandemia. Algunos de ellos no pueden acogerse a ningún tipo de ayuda económica, lo cual es una vergüenza a la que el Gobierno local de nuestro municipio debería poner fin de inmediato y no salir con el sempiterno: “Estamos trabajando en ello”. Es algo que no tranquiliza a nadie, sino todo lo contrario: irrita, enfurece y uno se siente estafado ya que viene a significar semanas, meses y años de angustia para las personas en dicha situación.

Este “Estamos trabajando en ello”, también lo utilizan nuestros políticos locales para los arreglos de caminos, un jarro de agua fría para aquellos que viven de continuo en los cientos de viviendas de la periferia de Sax, que no pueden esperar, que se enfrentan a innumerables gastos, problemas y vicisitudes diarias, uno de ellos los arreglos por cuenta propia de esos caminos intransitables. Es un poco desconcertante que no se les tenga en cuenta como se debe. Son partícipes de la economía de nuestra localidad, algunos fomentan puestos de trabajo y cuando se hayan faltos de recursos se les da la espalda. Ciertamente, hay mucha gente qua a raíz de la pandemia vive en el campo.

Los servicios que la ciudadanía pide no son más que los normales de cada municipio, tener unos parques y jardines en condiciones, poder disfrutar de una programación cultural para todas las edades, accesibilidad aceras y calles en condiciones, poder preguntar y ser respondidos en los plenos del mismo Ayuntamiento, y no recibir un “Estamos en ello” como la respuesta más repetida por nuestros políticos, los cuales cobran unos buenos sueldos, pagados por todos nosotros.

Sax se está convirtiendo en una población dormitorio, donde no existe una buena propuesta cultural, ni se apoya a los emprendedores sajeños, tan solo a los que saben tocar la tecla y realzar al equipo de gobierno, compuesto por diversas ideas, pero que tan solo está dirigido por quien mantiene la vara de mando. Una población que la componen casi diez mil personas, que la mayoría no quiere problemas y se limita a vivir, sin preocuparse por lo que nuestros políticos hacen con el dinero que pagamos entre todos.

Esta es la triste realidad del Sax actual. Y es muy lamentable que quienes rigen el gobierno local se aprovechen de esa falta de pulso social, de esa falta de exigencia ciudadana, que, de existir o de ser más alta, no toleraría los niveles de inoperancia actuales. Nuestra primer edil ha reiterado en varios actos institucionales que «Sax es un gran pueblo«. Y lo es, sin duda, por su número de habitantes. Y también por su pasado. Pero cualquier observador puede comprobar que, en realidad, el pueblo se va encogiendo en su vida social, y se va convirtiendo en una amalgama residencial con un tejido de interacciones vecinales cada vez más frágil, con repercusiones negativas claras en la vida cotidiana, el ocio o el comercio local.

“Estamos trabajando en ello”, una de las frases más usadas por el gobierno local de Sax, pero, ¿para cuándo, una localidad en condiciones, en la que no sea necesario irnos fuera a buscar lo que nos falta?

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