Muy pronto se cumplirán los diez años desde la instalación de la gran estructura metálica que sirve para acceder al castillo desde la plaza de San Blas. Desde entonces, aunque casi sin tránsito, las hoy solitarias escaleras han acabado por formar parte del paisaje del monumento sajeño. El silencio y hasta un cierto olvido envuelven a este acceso infrautilizado. Y, sin embargo, hace justo una década su construcción suscitó una de las mayores controversias que se hayan vivido en la historia reciente de Sax. Quizás en estos días tan difíciles aquellos acontecimientos pudieran parecer poco importantes, pero en su día la polémica fue muy importante y en nuestro pueblo todavía hay muchos que piensan que ojalá, al igual que se pretende hacer con el confinamiento, se pudiese también “desescalar” la escalinata del castillo.
El hecho es que tanto el proyecto inicial de las escaleras como la ejecución de sus obras provocaron una gran división social, con un calado sin precedentes similares referidos a la gestión del Ayuntamiento sobre el patrimonio local. A pesar de que las escaleras fueron finalmente inauguradas en el verano de 2010, las consecuencias de aquella disputa llegarían incluso a afectar, y con un peso relevante según algunos, a los resultados de las elecciones municipales de mayo de 2011.
La habilitación de un acceso al castillo por la vertiente sur de la Peña había sido incluida por el PSOE sajeño en su programa para los comicios de 2007. Ya en el gobierno, el grupo socialista anunció el inicio del proyecto como la “recuperación del acceso histórico del Castillo de Sax”. En diciembre de 2008 se realizó el acto de presentación pública en el que el Ayuntamiento proclamó que el objetivo principal del nuevo acceso sería facilitar la revitalización del casco histórico y “dinamizar el tráfico turístico” hacia el castillo. Fue en aquel mismo acto, a la vista del proyecto pormenorizado y de imágenes virtuales con grandes miradores en la ladera y en la zona de la cueva del castillo, cuando surgieron las primeras opiniones disconformes. No obstante, el Ayuntamiento continuó adelante.
En las semanas siguientes, ya en 2009, se fue aglutinando un grupo de oposición a la escalinata. Sus quejas principales se basaban en un excesivo impacto visual y paisajístico de las estructuras proyectadas, y en que la supuesta recuperación del acceso histórico al castillo no era más que una excusa sin fundamento con la que poder dedicar el jugoso “1% Cultural “al que Sax tenía derecho por las obras del AVE (más de 500.000 euros que solo podían destinarse, por ley, para proyectos de enriquecimiento del patrimonio histórico o cultural). Además, no se estimaba que ese gran gasto sirviera para dinamizar por sí solo ni el turismo ni el casco histórico.
Ante la evidencia de que el proyecto seguía su curso y de que el inicio de las obras podría ser inminente, el 5 de junio de 2009 se constituyó la denominada “Plataforma de defensa del castillo de Sax”, integrada por 57 vecinos. La Plataforma comunicó formalmente al Ayuntamiento el rechazo a la escalinata, la solicitud de paralización de la instalación y una propuesta de actuación alternativa en la ladera norte del castillo. A la comunicación oficial se adjuntó el aval de más de 1500 firmas de apoyo vecinal, recogidas en menos de quince días.
La creación de la Plataforma ciudadana desató definitivamente la polémica y, pronto, desde el entorno del gobierno municipal se la acusó de enmascarar intereses políticos, algo que siempre negaron los integrantes de la Plataforma. El Ayuntamiento no mantendría ningún contacto con sus representantes durante varios meses y, cuando lo hizo, ya en el otoño de 2009, fue para comunicarles que no estimaba sus alegaciones.
No obstante, el inicio de la instalación de la escalinata tuvo que paralizarse por orden de la Consellería de Medio Ambiente ya que, a instancias de la Plataforma anti escalinata, la Consellería abrió expediente sancionador al Ayuntamiento por no haber cumplido ningún trámite para actuar en el Paraje Natural Protegido que forman las laderas de la Peña.
Durante más de siete meses las obras tuvieron que estar paradas. En ese tiempo, la Plataforma realizó gestiones ante las consellerías de Cultura y Medio Ambiente; se celebraron diversos actos públicos y se publicaron artículos e informes. Por su parte, el Ayuntamiento inició entonces contactos con diversas asociaciones de vecinos, publicó otros informes y tuvo además que ordenar el replanteamiento del proyecto original, reduciendo el impacto visual. La polémica no cesó en ningún momento, teniendo eco notable en los medios de comunicación comarcales y provinciales (no existía por entonces ninguno local), donde se prodigaron las declaraciones agrias.
Finalmente, tras tantas tribulaciones administrativas y sociales, el nuevo acceso al castillo sería inaugurado el 17 de julio de 2010. Las sombras de un proyecto que se había concebido como una de sus actuaciones “estrella” perseguirían al equipo de gobierno y es seguro que alguna influencia tuvo en su adverso resultado electoral de 2011. La Plataforma se disolvió en agosto de 2010, aunque en la Red aún pueden encontrarse los archivos de su actividad (https://plataformacastillodesax.blogia.com/archivos/ ), alguna entrevista en la televisión comarcal (https://anonfile.com/h2wbOcsco6/) así como algunos de sus informes que cuestionaban la supuesta recuperación histórica del acceso al castillo (https://anonfile.com/39a1h8scof/)
Una década después, hoy el silencio rodea una escalinata muy poco frecuentada, el turismo no se ha dinamizado y el casco histórico sigue esperando una ansiada revitalización. Por su parte, el castillo tiene que afrontar ahora otros problemas, como los graves daños en las estructuras de las torres, que muy probablemente no son tan nuevos por no haberse visto antes, y que requieren una rápida y sustancial inversión.
Mientras, las escaleras de acero galvanizado de más de medio millón de euros podrán ser vistas como un símbolo más de aquella época en la que los equipos de gobierno no concebían su gestión sin la realización de grandes obras públicas, muchas de ellas faraónicas, con muy poco estudio técnico que avalara su oportunidad, su eficacia social o, en ocasiones, hasta la capacidad del municipio para poder mantenerlas. Los posteriores perjuicios financieros para la comunidad serían inevitables, sin que nadie fuese declarado como responsable efectivo. Aquel mal tan extendido afectaría de pleno también a Sax y es significativo que, además de la escalinata, se cumplan ahora asimismo los diez años de la colocación de la primera piedra del frustrado Auditorio y Casa de Cultura.
Hoy, la ciudadanía tiende a valorar más la calidad de los servicios públicos y su efectividad real. La palpitante actualidad de graves crisis como la sanitaria que padecemos, que ha puesto en jaque a unos sistemas de salud carentes de dotaciones muy básicas, está provocando que los contribuyentes consideren que los recursos públicos deban emplearse con la mayor eficiencia. Y es seguro que en estos días muchos vecinos estimarán que en un pasado no tan lejano las cosas pudieron hacerse bastante mejor.