Antonio Jover Aura fue un vecino de Sax al que pocos conoceréis porque vivió sus últimos cincuenta años fuera del pueblo. Pasó la mayor parte de su existencia lejos de nuestra localidad, y, sin embargo, cuando cumplió los ochenta, se puso a escribir un libro de memorias que, curiosamente, abarca desde su nacimiento hasta que se casó y se marchó a vivir a Alicante; es decir, solamente recoge en su autobiografía las décadas inmediatamente anterior y posterior a la Guerra Civil, precisamente los años en que vivió en el pueblo de Sax.
Se trata de un libro sencillo, casi se podría decir que, en algunos aspectos, resulta rudimentario, en el extremo opuesto de lo sofisticado, tanto por lo que se refiere a su edición –mala calidad del papel, fotografías borrosas–, como al contenido que componen los hechos y las opiniones que nos quiere transmitir; pero precisamente por eso es por lo que nos llega, tal vez, más hondo y con mayor fuerza emotiva. No lleva introducción, no lleva prólogo y su estructura también es muy simple pues se organiza con arreglo a la sucesión de anécdotas sueltas que le van viviendo a la mente, sin apartados temáticos o por la importancia de los asuntos, atendiendo solamente al orden cronológico, y tampoco en todas sus páginas. Esta sencillez se aprecia también en que todos los capítulos son muy breves –algunos solamente constan de un párrafo–, y tratan de una sola anécdota: un capítulo se titula “El vendedor de panecillos”, otro, “El boxeo en la plaza”, otro “Mis primeros pantalones largos”, otro, “La peña de los Mostovalbis”, hasta llegar a los 121. Y en cuanto al estilo, se puede decir que es también sumamente simple, un tanto desaliñado incluso, pero, precisamente por esta razón, el libro de memorias resulta más directo y lo que cuenta nos llega con gran facilidad; consigue transmitirnos de una forma desnuda, sin ningún tipo de adorno o de retórica, los sentimientos que, a sus ochenta años, todavía le producen al autor los personajes que estuvieron con él y las situaciones por las que atravesó, la vida que se llevaba por entonces en un pueblo del tamaño de Sax.
Creo que se trata de un libro que consigue interesarnos y emocionarnos porque los lectores notamos que el autor ama verdaderamente sus recuerdos de infancia y de juventud, y también porque saca a la luz costumbres que ya tenemos más que olvidadas y que transmiten un fuerte sabor de época y local. Antonio describe al personaje de su padre, por ejemplo, que es uno de sus personajes favoritos, como un ser esencialmente entusiasta y vitalista cuando dice: “Fue un hombre de su casa, tenía todas las aficiones que podían hacer feliz a una persona y las practicaba con ilusión. Era palomista, cazador, embiscador, criaba pájaros…”, Y también resultan especialmente emocionantes los capítulos en los que recuerda a su hermano, al que la explosión de una granada durante la Guerra Civil le quitó una mano y dos o tres dedos de la otra y lo dejó ciego de por vida.
Este libro se titula Mis memorias y está escrito por el sajeño Antonio Jover Aura. Yo acabo de dejarlo en la biblioteca una vez leído con gusto, por lo que, si a alguien le ha llamado la atención lo que acabo de decir, solo tiene que ir a pedírselo a Vicente Vázquez y echarle un vistazo allí mismo, en la sala de la biblioteca, o llevárselo para casa con el fin de leerlo en su totalidad.