Así las cosas, los residentes de los barrios del casco histórico están notando en los últimos meses una serie de ocupaciones ilegales de viviendas que antes costaba ver y, lo más difícil del asunto, exponen, es que la situación está alterando la convivencia vecinal y generando miedo y disturbios “porque no vienen a integrarse sino a molestar e incluso a amenazarnos a algunos”, señala un vecino que prefiere mantenerse en el anonimato pero que junto al resto de inquilinos han puesto en manos de las autoridades el problema.
Según los vecinos de la zona, estas ocupaciones tienen sobre este foco alrededor de las Calles Santa Eulalia y San José, así como en el Barrio de la Estación, los ocupantes vienen de otros municipios, no están empadronadas y que va repartiéndose a su conveniencia las viviendas, “es complejo dar con ellos porque en las pocas en las que ha acudido las fuerzas del orden nunca hay nadie”, por lo que tampoco pueden concretar si hay menores a cargo de estas personas, a pesar de que los vecinos insisten en que sí, y que incluso los han visto jugar por la zona.
“Lo que empezó con una pareja se ha convertido en tres familias sin respetar las zonas comunitarias, realizando destrozos que tendremos que pagar los vecinos legales que vivimos aquí” son algunas de las reclamaciones de los vecinos del barrio de la estación de Sax, “no podemos ni dormir tranquilos pensando que en cualquier momento pueden entrar en tu casa”.
Haciendo una radiografía por el entorno de estas calles casi céntricas se constata que hay entre dos y tres viviendas ocupadas de manera ilegal, y la mayoría de ellas coinciden en los mismos aspectos: son muy antiguas y están en manos de personas que no residen habitualmente en la localidad.
