Sax es el pueblo que mejor acoge a todo los amigos que nos vistan desde distintos lugares, los llamados forasteros, que no lo son y más este día inmerso en los días de navidad que nada más amanecer se realiza algo digno de titulares a nivel mundial, ya que se mezclan por las frías calles los más madrugadores del lugar que se juntan, casi sin quererlo, con los que trasnocharon de un día de Navidad cantando villancicos y vuelven a casa desfilando al son del pasodoble de turno a pegarse una ducha y cambiarse de ropa, pues es un día de fiesta local en Sax, 26 de diciembre, el Cabildo.
Los cuartelillos y locales de comparsa se ambientan con las lumbres encendidas y los fogones a rebosar de los mejores manjares para preparar los almuerzos, mientras en la calle los festeros y pueblo en general desgastan el asfalto con el saltico característico y sus mejores aliados, los músicos y músicas de las bandas que interpretan ya las marchas y pasodobles más representativos de nuestra fiesta. Nadie es más que nadie pues todos cogidos formando escuadras comienzan a calentar Sax, que se prepara para una jornada intensa.
Tras los copiosos almuerzos y a la hora del café llegan las embajadas, homenajes, juntas de comparsa, más pasacalle, bendiciones de banderas, armando caballeros y damas a los niños, a los peques, que se nos hacen grandes,… Hay tiempo hasta para tomar el Vermout con algún picoteo, la comida y, posteriormente, nos subimos al Cabildo, bien apañaos.Una tradición que se celebra en Sax desde 1627, hace 391 años; ya ha llovido desde entonces y, como no es costumbre, no se levantan actas. Por ello, hasta hace unos días no hemos sido nombrados BIC (Bien de Interés Cultural). Han sido muchas las personas e instituciones que han colaborado para conseguir este reconocimiento, que recoge la particularidad de este apreciado acto sajeño, convocado a toque de campana y sin levantar acta de lo acordado, aunque sus acuerdos eran vinculantes para la vida ciudadana y se llevaban a cabo por tradición oral.
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