Este verano de 2021, cuando la pandemia sigue azotando a España y al mundo, es ocasión de recordar lo ocurrido en el verano de 1821, cuando Barcelona y otras ciudades españolas sufrieron una devastadora epidemia de fiebre amarilla que se cobró la vida de más de 9.000 barceloneses, la décima parte de la población de Barcelona, durante los meses de agosto a diciembre de 1821. La mayor parte de los muertos eran gente humilde, aunque también sucumbieron veintiún médicos y la mitad de los confesores que auxiliaron a los moribundos.
Si bien el brote inicial se produjo en Barcelona, la enfermedad también se cobró víctimas en ciudades portuarias como Tarragona, Tortosa (donde mató a 2.400 personas, la mitad del censo), y Palma de Mallorca, causando 5.000 muertes entre Mallorca y Menorca.
La enfermedad se declaró a principios de agosto de 1821 a través de un barco llegado al puerto procedente de Cuba que se extendió inicialmente por el barrio de la Barceloneta, que registró cuatro muertes en los primeros días:
“(…) dos napolitanos procedentes de la polacra de guerra de la misma nación, una mujer recién venida de Sn. Feliu de Guixols, y un maonés del Bergantín Gran turco…”.
Se trata de una enfermedad viral procedente de zonas cálidas, que se transmite por la picadura del mosquito aedes aegypti, en aquella época era conocida como el vómito negro, o la plaga americana.
También a los Reinos de Valencia y Murcia llegaron noticias de la epidemia, incluso se sospechaba de un marinero fallecido en Denia el 17 de agosto. Para prevenir el riesgo de contagio, la Junta Superior de Salud Pública de Murcia emitió una circular con fecha 24 de agosto, dirigida a todos los municipios para que tomaran las medidas oportunas y “den aviso de la más leve sospecha”.
El aviso también llegó a Sax, donde la mortalidad aumentó un 31% ese año, pasando de 60 en 1820 a 79 en 1821, especialmente la infantil, que aumentó de 26 en 1820 a 41 en 1821.
Durante los meses de verano se concentró el 37% de la mortalidad, que en el caso de los “párbulos” supuso el 41%. Se entiende por párvulo a los niños de corta edad.