A mediados de los 70, se reunían los socios de la Comparsa de Moros en Asamblea General, en el porche de la casa de, Pedro Valdés Náger y se aprobaba por mayoría la adquisición del local de la primera planta del edificio sito en Calle Carrera nº 4, 1º piso y que por entonces se encontraba en construcción. El pago del mismo, fue a cargo de los socios a través de una derrama que aún perdura: las famosas 2.000 pesetas de entonces, todavía se pagan en concepto de aportación voluntaria. En aquellos años la Junta Directiva estaba formada por Francisco Gil Riera «El Foraqueta», Francisco Herrero Chico «El Topino» y Antonio Estevan López «el de la Viuda», entre otros, Joaquín Chico Ponce “el Moreno”, fue colaborador de dicha Directiva, durante 15 años, y encargado, junto con Alejandro Perseguer (aparejador de la obra) y Francisco Ochoa “Paco el de Carlos”, de reforzar las vigas con el fin de poder celebrar allí los refrescos y alojar a los músicos. El mencionado local constaba de un salón, cocina, aseos y dormitorios para los músicos. Todo un lujo en aquella época, ya que éstos se alojaban en las casas de los festeros.
Se adquirieron las camas para los mismos en Novelda y las sábanas y mantas en Bocairente, de muy buena calidad, para que no pasaran frío. Además, gracias a la aportación de los socios Joaquín Chico Ponce “el Moreno” y José Vidal Rico “el Pinosero” se pudo contar con una mesa de ping-pong y otra de billar para jugar los sábados, siendo un éxito dicha iniciativa. La mesa de billar, restaurada y acondicionada, es la actual mesa de despacho que se encuentra en el salón de la primera planta de la sede social.
Después de muchos sueños y gestiones y varias tentativas de compra, Joaquín Chico Ponce, entraba como nuevo presidente de los Moros elegido en la Asamblea General del día del Cabildo de 1976, en esa misma época localizó la casa que es ahora mismo la actual sede, Chico Ponce fue presidente de la entidad, 15 años, sucediéndole en el cargo, Fernando Valera.
Joaquín Chico estuvo como vicepresidente de la Mayordomía de San Blas, junto a Antonio Torreblanca, y tras esa legislatura fue colaborador incansable junto a Pedro Giménez, Pascual Chico y Gumer Gutiérrez, teniendo como presidenta de la Mayordomía, Ana Barceló, llevándose a cabo la construcción del castillo de embajadas.