En las Cortes de Toledo del año 1480, los Reyes Católicos promulgaron leyes para favorecer la ley y el orden en sus reinos, y entre otros asuntos disponen sobre el nombramiento del carcelero: “que debe recaer en persona de buena conducta. Que todos los sábados los regidores y otras personas que tienen cargo de ayuntamiento, vayan a las cárceles a visitar a los presos…”.
No conocemos la ubicación de las casas del concejo en Sax con anterioridad al siglo XVI (tal vez en la plaza de San Blas), pero en 1516 se estaba terminando la construcción del nuevo ayuntamiento, en el mismo lugar que se encuentra en la actualidad, frente a la nueva Parroquia, que comenzaba a edificarse por esos años.
Ese nuevo edificio tenía una cárcel, con una torre, como vemos en diversos documentos del archivo municipal. Por ejemplo, en un cabildo del año 1588 se dice que “la torre de la cárcel de la villa, que está junta con el Ayuntamiento, está descubierta, por lo cual toda el agua se consume en las escaleras y baja abajo, de donde se recibe gran daño a la dicha torre y casas del Ayuntamiento y cárcel, por tanto manda que la torre se repare…”.
Las cuentas de propios de la segunda mitad del siglo XVI también proporcionan información sobre la cárcel. Así, en 1571, vemos la siguiente anotación: “pagó por libramiento a Martín Carrión, herrero, 37 reales y medio por una rexa y unos grillos que hizo para la cárcel desta villa, libramiento y carta de pago, 1275 maravedíes”.
Las cuentas de 1562 mencionan la fabricación de uno de los instrumentos de tortura habituales en la época, el potro del tormento: “A Martín Navarro, herrero de la villa, 7 reales y medio por los grillos y clavos y una argolla que hizo para el potro de tormento, 255 maravedíes”.
El potro de tormento fue uno de los tres métodos de tortura más empleados por la Inquisición española junto con la “garrucha” y el “tormento del agua”. Consiste en una estructura de madera con ganchos para sujetar al condenado. Los miembros eran estirados y el cuerpo golpeado con una vara de madera para infligir dolor extremo.
In the Cortes of Toledo in 1480, the Catholic Monarchs enacted laws to promote law and order in their kingdoms, and among other matters they provide for the appointment of the jailer: “that it must be a person of good conduct. That every Saturday the councillors and other people who have charge of the town council, go to the prisons to visit the prisoners…”.
We do not know the location of the council houses in Sax before the 16th century (perhaps in the Plaza de San Blas), but in 1516 the construction of the new town hall was being finished, in the same place that it is currently located, in front of the new Parish, which was beginning to be built in those years.
This new building had a prison, with a tower, as we see in various documents in the municipal archive. For example, in a town council meeting of 1588 it is said that “the tower of the town jail, which is next to the Town Hall, is uncovered, so all the water is consumed on the stairs and goes down, from where great damage is done to the said tower and the houses of the Town Hall and jail, so it is ordered that the tower be repaired…”.
The accounts of the property of the second half of the 16th century also provide information about the jail. Thus, in 1571, we see the following entry: “paid by order to Martín Carrión, blacksmith, 37 and a half reales for a chain and some shackles that he made for the jail of this town, order and payment letter, 1275 maravedis”.
The accounts of 1562 mention the manufacture of one of the instruments of torture common at the time, the rack: “To Martín Navarro, blacksmith of the town, 7 and a half reales for the shackles and nails and a ring that he made for the rack, 255 maravedis.”
The rack was one of the three methods of torture most used by the Spanish Inquisition along with the “garrucha” and the “torment of water.” It consists of a wooden structure with hooks to hold the condemned man. The limbs were stretched and the body hit with a wooden rod to inflict extreme pain.
