El origen del Día de los Inocentes se remonta a un episodio del Nuevo Testamento en el que San Mateo relata cómo, cuando nació Jesús, el Rey Herodes ordenó una matanza en Belén para acabar con todos los niños menores de dos años y asegurarse así de que el anunciado Mesías, futuro Rey de Israel, era asesinado. Desde entonces, la Iglesia Católica conmemora cada 28 de diciembre la fiesta de los Santos Inocentes, para recordar esas crueles muertes infantiles.

El nombre de Santos Inocentes se debe a que a la edad tan temprana de dos años edad era imposible que hubieran pecado.

Algunos dicen que la tradición de divertirse a costa de engañar a otras personas en ese día viene del hecho de que el Rey Herodes vivió muchos años pensando que sí había logrado su cometido.

Sin embargo, en la Edad Media, la Iglesia Católica decidió combinar esta fecha con un rito pagano llamado «Fiesta de los Locos», que se celebraba en Francia entre Navidad y Año Nuevo con el fin de calmar las excentricidades y escándalos de la gente.

Actualmente, el 28 de diciembre todos los años se celebra el Día de los Santos Inocentes. Se trata de un día lleno de bromas en el que las personas hacen y reciben bromas e inocentadas de cualquier naturaleza e índole.

Tenemos que llevar cuidado ya que mucha gente gasta bromas crueles y aprovechan para quedarse con las cosas ajenas bajo el lema: «Inocente palomita que te dejaste engañar, sabiendo que en este día nada se puede prestar».

«Que la inocencia te valga».

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