Cuenta la leyenda, y cuenta Bernardo Herrero en su “Historia de Sax”:
“Dio esta batalla un noble caudillo quien llaman en Sax el capitán Berenger (de Entenza), y dícese que cuando se encontraba en lo más recio del combate,
hallándose la hueste cristiana próxima a la derrota, advirtió el Capitán que se movía una flecha dentro de una junquera; acercóse a ver en qué consistía tal fenómeno y observó que aquellos movimientos eran debidos a los que efectuaba una serpiente, cuyo cuerpo había la flecha atravesado. Entonces, el Caudillo, ante el peligro inminente en que se hallaba, invocando a Santa Eulalia se expresó de esta manera:
¡Santa Eulalia de mi tierra, Patrona de Barcelona! si los animales no están seguros debajo de la tierra, ¿qué será de nosotros? Asistidme y favorecedme, pues en vuestra protección y amparo tengo puestas mis esperanzas.
Dícese que en el acto se le apareció Santa Eulalia con una espada en la mano, que le entregó diciendo:
Toma esta espada y no temas, que tú ganarás la batalla“
Esta batalla es el origen de la festividad que se realiza todos los años en la colonia de Santa Eulalia. Según dicen, desde el momento en el que se conquistó Sax por los cristianos, se levantó una ermita donde se había producido la batalla, en los prados que se denominarían de Santa Eulalia. Desde el siglo XIII los sajeños acuden en los días cercanos a la festividad de la santa barcelonesa a rendirle culto a la imagen y a celebrar unos pasacalles y unas danzas, las típicas sajeñas, en la plaza. En el siglo XIX se levantaría en torno a la ermita la Colona Agrícola de Santa Eulalia.
Alberto Ochoa.
