Los nacidos hace ahora sesenta años han celebrado en Sax su entrada simbólica en una nueva década vital que suele asociarse con retiradas profesionales, jubilaciones o, directamente, con convertirse ya en abuelos. De hecho, en la misma jornada de su celebración, uno de los integrantes de esta veterana promoción sajeña ha visto nacer a su primer nieto.
Sesenta años en la vida humana son ya los suficientes como para ser conscientes del paso de la vida, de las sucesivas generaciones, y de la transformación de las mentalidades y del entorno. Sin embargo, a pesar de todos estos cambios inevitables, también es normal que se mantenga cierta percepción de pertenencia con quienes, por ser del mismo tiempo, se han compartido muchos referentes. Con esa perspectiva y el mejor de los ánimos, una buena parte de los nacidos en 1965 decidían reunirse el pasado sábado 21 de junio, solsticio de verano, en una jornada tan singular como intensa.
Las actividades se abrieron con el recuerdo a los fallecidos, ofrendándose flores en su memoria en la capilla del cementerio. Acto seguido y con nutrida asistencia se acudió a un almuerzo en el mesón El Almendros donde la convivencia se abría el paso gracias a la charla distendida y el saludo a muchos viejos conocidos con los que, usualmente, no se tienen ocasiones para ello.
Bien avanzada ya la mañana, en torno al mediodía se acudió al Ayuntamiento a realizar la foto de rigor de recuerdo del grupo. Esta generación sajeña está forjada con todas las tradiciones locales de la segunda mitad del siglo XX, por lo que la marcha hacia el consistorio se hizo en buena formación festiva, y con el debido acompañamiento musical con un grupo de Los Sones. A continuación, por las calles del casco histórico se llegó hasta el cuartelillo Los Discretos donde el gran grupo de boomers fue agasajado con una copa de cava, bien fresquito. El itinerario se completaría con una sorpresiva procesión por el interior del mercado municipal, en plena actividad, y, finalmente, con la llegada a la céntrica cafetería Estambul en la que los celebrantes, junto con los músicos y público en general, disfrutaron de una exultante sesión vermú.
El acto principal fue la comida, que se realizó en uno de los salones del restaurante El Almendros, completada por una larga y espectacular sesión de discoteca, que nada tuvo que envidiar a las de la recordada Acuarium, por citar uno de los numerosos locales emblemáticos que esta generación tuvo ocasión de disfrutar en Sax durante su juventud, allá por los años ochenta.
Los nacidos en 1965 han demostrado con su celebración, visto el muy divertido ambiente de la larga jornada, que gozan de un gran estado de ánimo y también de una buena forma física, no escatimando energías ni bailes pese a que el día resultó muy caluroso.
Aquel año 1965 en que vieron la luz fue un momento en el que Sax crecía con fuerza. Lo demuestra el número de nacimientos que superó muy de largo el centenar, a los que se irían uniendo en los años sucesivos los niños que con sus familias llegaban de otras regiones de España, atraídas por el gran desarrollo industrial del pueblo.
La pujanza de aquel momento de desarrollo tendría su eco en las fiestas de moros y cristianos, con una modernización ya imparable, e iniciándose entonces el especial vínculo entre Sax y Alagón. También se benefició nuestro símbolo más importante, el castillo, con el impulso definitivo de su restauración coincidiendo con la alcaldía de Joaquín Barceló Verdú y la valiosa colaboración del grupo sajeño de los Amigos de los Castillos, liderados por Antonio Estevan Pérez, con gran repercusión en la prensa nacional y en Radio Alicante y Televisión Española.