Se parten las camisas cuando hablan de derechos, de igualdad y de justicia social, pero el divorcio en esta boda de desencuentros era la crónica de una muerte anunciada. No podemos entender que un gobierno progresista formado por el Partido Socialista Obrero Español y Podemos nos quieran hacer retroceder en derechos varias décadas y, mucho menos, que lo hagan eliminando o limitando derechos fundamentales como el derecho de asociación, libertad de expresión y la no aplicación del código penal militar a los guardias civiles en el ejercicio de sus funciones profesionales como policías o ciudadanos.
El borrador que nos ha presentado la Dirección General de la Guardia Civil sobre los derechos de representación de las asociaciones profesionales pone blanco sobre negro la intención de limitar nuestros derechos fundamentales y ponen los máximos obstáculos para que los representantes de los guardias civiles podamos ejercer las labores que tenemos encomendadas. Unos derechos que actualmente podemos ejercer con muchas limitaciones, dificultades y no exentos a represalias, pero, por si fuera poco, la nueva norma que se pretende aprobar trata de estrangular definitivamente a las asociaciones representativas, eso sí, de cara al exterior, intentan engañar a los ciudadanos presentando una Guardia Civil moderna y adaptada la sociedad del siglo XXI.
Por otro lado, y con la misma intención -silenciar a los guardias civiles- llevamos muchos meses soportando la aplicación del código penal militar. Una aplicación que dejó realizarse durante mucho tiempo, pero ha vuelto a retomarse como una estrategia más para remilitarizar y acallar las voces criticas dentro de la Guardia Civil. En pleno siglo XXI nos podemos encontrar que un guardia civil detenido con dos kilos de hachís NO ingrese en prisión, pero SI un Guardia Civil por discutir con un superior. Este simple ejemplo pone en evidencia la sinrazón de la aplicación del código penal militar a los guardias civiles, sobre todo, cuando existe un régimen disciplinario que penaliza estas conductas.
Estas dos aberraciones democráticas provocaron que miles de guardias civiles se manifestaran en Madrid el 20 de enero de 2007, precisamente la manifestación más numerosa de guardias civiles hasta la fecha y, por tanto, no existe ninguna excusa para que las asociaciones de guardias civiles se pongan a trabajar para que, de una vez por todas, los guardias civiles no sigamos siendo los parias del siglo XXI, porque resignarse ante estas limitaciones de derechos no solo sería vergonzoso para los guardias civiles, seria además, acabar con el sentido de las asociaciones profesionales y, por tanto, lo sensato seria disolverse y, por supuesto, abandonar un Consejo de la Guardia Civil que solo sirve para maquillar a la propia Institución, que por otro lado, es incapaz de aceptar una solo propuesta de las asociaciones profesionales.
Estas dos circunstancias se les une la falta de respeto a las asociaciones representativas en la tramitación de las normativas entregándonos borradores incompletos sobre la normativa para abonar los nocturnos, festivos, sucesiones de mando, horas días de especial significación, incluso se entregan borradores sin que tengamos tiempo suficiente para estudiarlo y presentar alegaciones. Pero, por si fuera poco, nuestra Directora General no ha cumplido el compromiso de retribuir con 120 euros a los guardias civiles que trabajan en turnos de mañana, tarde, noche y días festivos.
Las Asociaciones Representativas estamos hartas de tantos desplantes y desconsideración y lo hemos plasmado mostrando nuestro desacuerdo unánime con la Orden General que modifica la actual normativa que regula los incentivos al rendimiento del personal de la Guardia Civil. Esa es la situación y, por tanto, no tiene sentido sentarse a dialogar cuando una de las partes solo quiere imponer sus criterios sin respetar mínimamente a las organizaciones representativas.
Esa es la actual situación, una Dirección General dispuesta a seguir aplicando el código penal militar, dispuesta a poner piedras en el camino a las asociaciones profesionales y, por último, tratando de regular unos incentivos al rendimiento que perjudican a los guardias civiles que se juegan la vida día y noche en las carreteras, costas y pueblos de este país.
No tenemos la menor duda que estamos pasando por la mayor involución de derechos en todos los sentidos y, por tanto, entendemos que ha llegado el momento de decir BASTA, de no participar en pantomimas que solo tratan de hacer creer a los ciudadanos que la Guardia Civil se ha modernizado, que los guardias civiles tenemos organizaciones representativas, aunque no nos dejen representar a los guardias y, como venia diciendo, que encima de todo se sustraigan devengos a los guardias civiles que se juegan la vida en defensa de la seguridad ciudadana de todos los españoles.