Lola Vitoria Tarruella fue una mujer en una época en la que la figura femenina no era considerada dentro de la cultura como creatividad propia. Nació en 1880, por ello era impensable que una mujer tuviera conocimientos culturales y si se daba el caso, se le consideraba algo fuera de lo común, dando lugar al rechazo.
Poca información real se ha podido recoger de ella, existe como cierto hermetismo… por ello se ha recurrido a la investigación de Joaquín Navarro García, actor y tenor cómico fallecido en este año 2021. A través de su hija Amaya se ha podido tener acceso a su trabajo. Igualmente, con la colaboración de Pilar Sánchez Picó, ambas compañeras de trabajo en el Conservatorio Ruperto Chapí de Villena.
Era una mujer considerada paranormal por su destacada cultura. Se la consideraba bruja, loca, con rarezas…. debido a su comportamiento como mujer. Los documentos de su vida son muy escasos y para su investigación se ha tenido que recurrir a confidencias familiares.
Lola Vitoria temía que sus obras desaparecieran si caían en manos públicas, por ello las dejo al cargo del abogado de la familia, aunque en la Bibliografía de la Ciudad de Villena se ven reflejadas algunas de forma incompleta. Registrada en la SGAE solamente hay una.
Su madre la ocultaba porque sufría fenómenos paranormales y los niños la rechazaban. Recibía las clases de los sacerdotes y poseía videncia e imposición de manos.
Una de las decisiones más notables de su vida fue la que tomó con tan solo diecisiete años y que mantuvo en secreto, esta se trató de crear una composición dedicada al rey Alfonso XIII y la mandó a Madrid al concurso que se celebraba para la coronación, resultando premiada y editada. Lola ya poseía numerosas composiciones autodidactas con buen gusto musical que le hacían prever el futuro que le esperaba.
Contrae matrimonio con su primo farmacéutico Tomás Giner Gálbis, trece años mayor que ella, el cual le tenía recelo a la iglesia por su profesión científica y le prohíbe a ella asistir a los oficios. Estuvieron siempre muy enamorados y el amor hacia su marido le hace seguir sus deseos. Su carácter intolerante hacía que sus vecinos la miraran con recelo. No le agradaba el ambiente cultural de su tierra y viaja a otras ciudades para asistir a teatros y conciertos, algo que la enriquecí todavía más culturalmente.
Tuvo dos hijas, la primera muere con tan solo seis años debido a las Fiebres Tifoidea y un mes después su otra hija, contagiada por su hermana, muere igualmente a la edad de once años, algo que se toma como castigo divino por haberse distanciado de la iglesia. Se centra y refugia por ello en las sesiones de espiritismo para poder comunicarse con ellas, además de no parar de componer para olvidar el vacío como madre. Ella muere el 10 de mayo de 1952 de hemorragias derivadas de un carcinoma. Las tres están enterradas juntas en el cementerio de Villena.
Termina aquí la vida de una mujer que por la época en la que le tocó vivir se convirtió en casi una leyenda. Sus ideas, sus necesitadas ganas de aprender por sus grandes dotes la inclinaron a enfrentarse a la sociedad, de ahí su imagen de rareza que la hacía destacar ante las mujeres coetáneas. Decía que con los hombres se aprendía muchos más… palabras que dan muestra el lugar que ocupaban las mujeres, pues nunca faltó la creación entre géneros, simplemente se clasificaba lo masculino y lo femenino. Los maestros más importantes de la época nunca se atrevieron en las veladas a tocar después de ella por temor a no superarla técnicamente.
Manoli Aracil nos presenta este artículo que es un extracto de la última publicación del Periódico Las Bandas de Valencia en su sección de “Pioneras”. Igualmente se publicará al completo en la próxima edición de la Revista El Castillo de Sax.