Oración segundo día.
Oh Padre de misericordias y Dios de todo consuelo, que lo comunicas a las almas que te buscan en la soledad y retiro, y nos enseñaste con el ejemplo de tu Hijo Jesucristo, que se retiraba a orar a la soledad y desierto: yo te ofrezco los méritos de su elevada oración, y los de tu esclarecido mártir San Blas, que en el retiro de la cueva se ocupaba día y noche en la contemplación de las cosas divinas, y en pedir la paz de tu Iglesia: y te suplico me des un total despego del bullicio de este mundo, para que libre y sin ruido pueda hallarte en el retiro de mi corazón, y gozar de tu santa conversación; y me concedas lo que te pido en esta Novena, para gloria y honra tuya. Amén.