Aquí, en Sax, se tenía el problema de la gran cantidad de sarmientos de vid que se producían, por efecto de la poda de la vid, por lo que Vicente, entre otros inventos patentados, patentó la cortina efectuada con sarmientos de la vid.

 

Todo un proceso de investigación y experimentación llevó consigo la invención de estas cortinas que llegaban a decorar desde los salones de las viviendas a convertirse en verdaderos carteles publicitarios.

El proceso de producción concreto lo conocemos gracias a José Marco Sanjuán, Chamaco (d.e.p.) donde vemos como el proceso comienza con el laborioso trabajo de recoger los sarmientos, seleccioando los más rectos y más parecidos en tamaño, después se cortan, se hierven y ya hervidos se prodecía a pelarlos y a atravesar el corazón de los mismos con un alambre con tal de conformar un engarce para unir los palillos y conformar las cadenas que se unen al montante. Después de esto, solamente queda que decorarlo, para lo cual, en la época, existía dentro de la fábrica que fundara Vicente con sus hermanos, una sección, solamente de mujeres, que se encargaba de pintar los modelos que se les pedían, palillo por palillo, y siguiendo una plantilla.

En un determinado momento aparece unido a este proceso el artista local Blas Hernández, que efectuaría los diseños que luego las mujeres pintarían.

El único ejemplo de esta industria, origen de la actual industria persianera sajeña, que se conserva es el que se encuentra en el edificio del Ayuntamiento, en las escaleras, en el segundo tramo, pero este ya se efectuó en plástico, lo que demuestra la evolución y el perfeccionamiento que se consiguió con las cortinas orientales de sarmiento de vid, todo un invento sajeño.

 

Alberto Ochoa.

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