En una celebración atípica debido a la pandemia que nos asola y, por desgracia, parece que rebrota, este año no se han celebrado los actos que normalmente se llevan a cabo en la fiesta grande de Sax, pero si los actos religiosos de la Virgen de la Asunción.
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El pasado sábado 15 de agosto la comunidad católica de Sax, celebraba la fiesta de la Asunción, en el templo parroquial que lleva el nombre de la la patrona de la Villa de Sax, se llevó a cabo la Santa Misa, oficiada por Alfredo Beltrá titular de la parroquia de Sax y Emmanuel Sánchez, párroco del “Buen Pastor” de Benidorm, tras la celebración de la eucaristía, se procesiona la imagen de la virgen en el interior del templo.
A la celebración asistieron entre otros miembros de la corporación municipal del Ayuntamiento de Sax, Juez de paz, Inspector jefe de la Policía Local, Mayordomía de San Blas, Reinas mayor e infantil, presidentes de las comparsas de Moros y Cristianos y Peña Sajeño- Alagonesa.
Aunque hay que tener en cuenta que hoy en día celebrar, lo que se dice celebrar, celebramos poco o nada. Tenemos más vacaciones y más días libres que nunca, pero celebramos poco.Sax llevó a cabo uno de los actos mas bonitos y concurridos de los que se están realizando en esta dichosa pandemia.
La Fiesta de la Asunción es la solemnidad con que la Iglesia conmemora la muerte de la Virgen y su tránsito a los cielos. Consta la celebración de la fiesta en toda la Iglesia desde finales del siglo VI, cuando el emperador Mauricio (582-602) fijó la fiesta solemne en 15 de agosto.
En Sax, la devoción a la Virgen de la Asunción está documentada desde la primera mitad del siglo XVI, cuando se construye el templo parroquial bajo la advocación de la Asunción de Nuestra Señora.
Pero también los cabildos del Ayuntamiento nos hablan de la devoción a la Virgen de la Asunción durante siglos, cuando el pueblo de Sax la invocaba, buscando su auxilio y protección en épocas de sequía o plagas. En esos momentos era costumbre realizar rogativas “pro pluvia”, llevando en procesión a la Virgen a la ermita de San Sebastián, entonces a las afueras de la Villa, hasta que se aplacaba el motivo de amparo.