La tradicional noche de las carretillas en Sax que hace décadas marcaba la noche de la patrona, tuvo unos años que parecía se perdía, pero el balance de participación ha sido superior a lo que se esperaba, en los campos, los barrios, el centro; la batalla de comenzó justo después del término del concierto de la Asunción, que se celebró en la Plaza de la Constitución.
La tradición vuelve a Sax y con más fuerza que nunca, Miles de carretillas sonaron en una noche que para algunos vecinos se preveía tranquila, unos artefactos que ya sonaban sin petardo final, eso sí con las paradas de rigor. Se podría pensar que las carretillas podían desaparecer por algunos motivos que las hacen cada vez más difíciles de mantener, destacar la prohibición municipal , del cual se tiene conocimiento desde mediados de los 60 donde el consistorio se guarda las espaldas, a la vez de cualquier responsabilidad por parte de los propios participantes, el incremento de las trabas administrativas para adquirir el material pirotécnico, su alto precio, los habituales viajes vacacionales, el temor a sufrir quemaduras y la falta del necesario relevo generacional, que por lo que hemos podido ver esta salvado.
Dicen que las carretillas están prohibidas, por una legislación que no entiende de tradiciones y que considera la cultura del fuego de la Comunidad Valenciana como algo bárbaro, cuando es la esencia de los hijos de esta tierra, al igual que otros elementos inmateriales. El fuego está en peligro, los arcabuces ya no se dispararán y las carretillas no volarán, puesto que tanta restricción lo que hace es eliminar la esencia de los pueblos. No queremos incitar a la ilegalidad, pero Sax tiene que hacer valer sus tradiciones, el fuego forma parte de nuestra historia, de nuestras tradiciones, de nuestro patrimonio inmaterial, y desde pequeños muchos hemos convivido con esa esencia.
